El reestreno de Rudy
Era su último partido con el Real Madrid, a principios de diciembre, cuando Rudy Fernández abandonó la cancha envuelto en un grito unánime de la grada: “¡¡Rudy, quédate!!”. En su despedida, el alero mallorquín dijo hasta luego al que había sido su público durante un par de meses. Justo el tiempo en el que había vuelto, fugazmente, al baloncesto europeo, aprovechando el lockout o cierre patronal en la NBA.
La cariñosa reacción popular le convenció de que su regreso a Europa sería más beneficioso que su continuidad en Estados Unidos, donde a lo largo de cuatro temporadas ha vivido algunos sinsabores propios de una competición como la americana. Después de abandonar la Caja Mágica el 8 de diciembre, Rudy marchó, obligado por contrato, a jugar a Denver, a las órdenes de un viejo conocido de la afición al baloncesto madridista, el entrenador George Karl.
“Ellos vieron de lo que era capaz cuando estuve en forma. Con eso me quedo, y también con el rol que me dio Karl en los Nuggets, jugando 25 minutos por partido”, aseguraba recientemente Rudy, que en su tono ya apuntaba a una noticia confirmada pocas semanas después, su salida de la NBA y su vuelta al Real Madrid: “Me he sentido querido en EE UU, pero he tenido muchos altibajos. Deseo una continuidad y no estar pendiente de si van a fichar un jugador en mi posición. Estoy tranquilo de haber firmado tres años con el Madrid. Aquí me siento importante y querido”, declaró.
Descargar pdf | Pinterest | Fotografías de Daniel Riera