Un buen día de finales del siglo XIX le robaron la cartera al compositor Federico Chueca en el tranvía de Madrid. Cuenta la leyenda que los ladrones, al inspeccionar su botín, descubrieron una fotografía del maestro que les había inmortalizado en la Jota de los ratas, de la zarzuela La Gran Vía. Se dieron cuenta así de que habían hurtado al mismo hombre que les había dado buena fama, y decidieron devolverle el dinero con intereses y pedirle disculpas. “En la Biblioteca Nacional se conserva una carta que firman el primero, segundo y tercer ratas, que era como se llamaba a los ladrones, dirigida a Chueca”, explica María Luz González, directora del Centro de Documentación y Archivo (Cedoa) de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE).

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